Antes de iniciar, verificamos la acumulación de polvo y residuos. Durante el mantenimiento, realizamos una limpieza minuciosa de los sardineles, los rieles donde se deslizan las puertas. Este proceso elimina la suciedad que, con el tiempo, causa fricción y dificulta el movimiento. El resultado final son puertas que abren y cierran con una suavidad impecable, garantizando la seguridad y fluidez para cada usuario. Prevenimos atascos y el desgaste prematuro de los rodillos, lo que se traduce en menos fallas y mayor vida útil.